Vº ENCUENTRO DE LA ASOCIACIÓN “FRANCISCO DE ASÍS” DE LOS ANTIGUOS ALUMNOS DEL SEMINARIO SERÁFICO DE LOS HH. MM. CAPUCHINOS DE ANDALUCÍA
Con ilusión y esperanza nacía, en octubre de 2007, la Asociación de AA. AA. del Seminario Seráfico de los HH. MM. Capuchinos de Andalucía. De ella había sido alma y principal gestor su actual Presidente, D. Antonio Sancho Pedreño, Jefe de Protocolo de la Diputación Provincial de Cádiz, quien al calor de algunos frailes del vecino convento de Sanlúcar de Barrameda, como el P. Antonio Lafuente o el querido Mariano de Sanlúcar, pusieron los cimientos de este gran edificio de hoy.
Fue un trabajo inmenso el poder contactar con compañeros con los que hacía 40 ó 50 años que no se veían, ni trataban, pero, hoy, con los medios electrónicos a disposición, fácilmente se encuentra lo que se busca. Se consiguió reunir un considerable número y el Primer Encuentro tuvo lugar, en Antequera, centro histórico para la memoria de todos los participantes, pues allí podían recordar que aquí o en ese otro rincón sucedió este hecho o aquel otro.
Un gran acierto de la iniciativa fue el emblema y enseña de la Asociación: “Recordar es volver a vivir”, como puede verse en el fondo de la imagen fotográfica que sirve de cabecera a esta Crónica del Vº Encuentro celebrado durante los pasados días 22 y 23 de octubre de 2011, en el convento capuchino de Sevilla. A este respecto, nos podemos preguntar por qué muchas veces se celebran o evocan acontecimientos del pasado, a veces bastante lejanos en el tiempo. La respuesta a esta legítima pregunta la podemos encontrar en una típica expresión del escritor Heinrich Böll: “Se nace para recordar”. Esto significa que la vida humana no es vida sin memoria. Pertenece pues a la esencia misma de la persona humana el aspecto histórico que la define como tal. De aquí se deduce que una comunidad de hombres vive el valor del presente y el compromiso del futuro siendo consciente de que posee un patrimonio como herencia de un pasado, que se convierte en estímulo para cumplir una misión.
La necesidad de “recordar” el pasado para vivir el presente y proyectar el futuro es siempre un fondo de lo que es y de lo que hacemos en la vida y que en estos Encuentros ya se han convertido en una realidad con la que los miembros de esta Asociación cuentan y, por eso, desean que llegue cada año el mes de octubre para volver a evocar, “recordar” y encontrarse. Y se viene cargado de ilusiones: a ver qué compañero viene nuevo este año, a ver con qué novedades nos encontramos, qué noticias, qué fotografías trae este o aquel, qué historia o que aventura nos cuenta o reserva aquel otro.
Posiblemente todos o casi todos conocen la bella historia de El cartero del Rey, del poeta indo Rabindranaz Tagore; comentando esta obra, Ortega y Gasset escribe: “Todos hemos esperado una carta de un Rey. Es más: si por yo entendemos, no esa personalidad externa, periférica, convencional, que se ocupa en los negocios, en la política, en la lucha social; si por yo entendemos el núcleo profundo e íntimo de nuestro ser, bien podemos decir que no hemos hecho en la vida otra cosa que esperar esa carta inverosímil. Lo demás que hemos hecho ha sido faena impuesta por el medio. No éramos nosotros en ella los protagonistas; eran los demás –las cosas, los otros hombres– quienes operaban en nuestra vida. De cuando en cuando, en horas de ocio o de extrema congoja, veíamos con superlativa sorpresa que de lo más hondo de nuestra persona salía nuestro verdadero yo y que este yo era un niño, un niño incorregible, un pequeño cazador de mariposas, voluntarioso e indomesticable, que siempre esperaba lo absurdo. Y a la vez sentimos que sólo lo que este niño interior desea lograría satisfacernos por completo… Somos poco leales con nosotros mismos y gravemente ingratos con nuestro niño interior. El es, él es quien empuja nuestros días, llenos de desazón y de insuficiencia, con el aliento caliente de sus fantásticas esperanzas. Sin él, diez veces en la jornada nos tumbaríamos vencidos al borde del camino, como el can reventado. Pero nuestro Amal íntimo espera siempre su carta del Rey… ¡Qué libro más bello se podía escribir sobre el niño en nosotros!…”.
Y eso es cada uno de estos Encuentros, como la llegada de esa ansiada carta del Rey que esperaba, cada mañana, aquel niño asomado a su ventana y que se personifica en el encuentro con un compañero al que no vemos hace 40, 30 ó 20 años, al que deseábamos encontrar hace tanto tiempo para contarle esta o aquella otra historia, de las muchas que llenaron nuestra mejor infancia y nuestra ilusionada juventud y, siempre, siempre encontramos una sorpresa nueva: ver a quien no imaginábamos o saber y tener noticias de algún compañero del que, tal vez nos habíamos ya olvidado.
En todos estos Encuentros, la primera mañana del sábado, se dedica a los Actos oficiales: Saludo de bienvenida del Guardián del Convento; Informe de la Asociación; Estado de Cuentas; Entrega de distinciones a los nuevos socios o a aquellos que no la han recogido en años anteriores; este año, además, se presentó el Blog de la Asociación por los compañeros Baldomero Maya Rincón y Antonio Granados Moreno, un precioso y excelente trabajo que animará a participar a todos los miembros; los Actos académicos terminan con la celebración de la Eucaristía que este año presidieron los HH. Diego Díaz Guerrero y Alfonso Ramírez Pedrajas.
Y luego, la comida, que es, por decirlo de alguna manera, el acto central del Encuentro donde, junto a los aperitivos y otras viandas, se funden los abrazos, los saludos, las risas, los brindis… sólo este Acto marca la cima y la temperatura del ambiente con el que se vive esta cita anual, que se prolonga a lo largo de la tarde y suele terminar al día siguiente, domingo, con alguna visita turística (este año, al ser en Sevilla, la visita fue a la Basílica de la Virgen Macarena y a su Museo). Todo termina con la comida de ese mediodía y el regreso a casa tras los abrazos y las despedidas y ya se comienza a trabajar en el Encuentro del año siguiente jugando con el email y el envío de fotos nuevas o viejas por descubrir, es un bonito entretenimiento que dura todo un año y mantiene unidos a todo un buen y numeroso grupo de compañeros.
Fr. Alfonso Ramírez Peralbo.
Un recuerdo con todo cariño para mi hermano , padre jose manuel garcia (fray julio) de sevilla, falleció 26 de julio 2010
Queridos compañeros,este medio era el nexo de intercomunicación que nos faltaba,para que todo no se ciñera,solamente al encuentro anual o a los contactos de correo electrónico,que,siendo de nuestro agrado,no tienen la cercanía que podemos expresar,en estos comentarios tan particulares ,como en este nuestro foro.Os comento que,debido quizás,a mi novatez informática,todavia no habia hecho ningún comentario,porque no se si ya tenemos nuestra clave de entrada a nuestra pagina web,si alguien me puede orientar,se lo agradeceré.Recibid de mi parte un cordial y franciscano saludo. JUAN LUIS TORRES BARRERA
Lo has hecho muy bien.La clave para los textox y documentos sera siempre ; antequera Saludos
Gracias querido Antonio: En su día te respondí desde Sevilla donde participé en el V Encuentro, pero al no saber donde teclear despues, se ve que el mensaje se perdió. Hoy te respondo desde Roma, donde me encuentro trabajando en algunas Causas de Beatificación de la Orden Capuchina. Aunque han pasado 50 años nunca he olvidado tu bondad y disponibilidad para todo trabajo, espero que el Señor te haya conservado estos dones y, más, si cabe, que te los haya aumentado.
Será difícil olvidar la tarde en que llegamos a Sanlúcar el 20 de julio de 1961, en los autobuses Los Amarillos a las 6 de la tarde, con un calor sofocante y Cobos se empeñó en que habíamos llegado a la tierra de la Manzanilla y teniamos que tomarnos una coma, acuérdate que allí mismo, en un bar del Pradillo tomamos la copa con unas aceitunas. Luego llegamos al convento, dormir en colchones de farfolla, yo sin moverme toda la noche porque estaba al lado del maestro de novicios; al día siguiente era san Lorenzo de Brindis y, por ser fiesta, nos llevaron a la playa a bañarnos. Y, luego, a los pocos días, nos dejaste… No sabes cuánto sentí tu salida, nunca he olvidado a pesar del paso del tiempo aquel vacío y tristeza que me dejó tu salida.
Espera que sigas tan bueno y tan fiel trabajador como yo te conocí en nuestra ya lejana juventud. Cordiales saludos para tí y los tuyos. Un fuerte abrazo.
Alfonso Ramírez
Me encanta ver los comentarios de los amigos y antiguos compañeros, y no quiero sustraerme al deseo de dejar testimonio de mi inmensa satisfacción de haber estado en el colegio, y de haber compartido los primeros años de mi vida, en los que aprendí a sentir, a percibir, a soñar, a razonar, a convivir, a jugar, a disfrutar, en definitiva a sentar los cimientos sobre los que construí mi vida, con la fortaleza suficiente para conservar la esperanza y la ilusión hasta 60 años después y los que queden.
No pretendo hacer uso de recursos retóricos que no domino, por ser como sabéis los que me conocéis, directo y espontaneo, y también algo tímido, por lo que termino, con mi reconocimiento y gratitud, no solo a los profesores y a los compañeros con los que coincidí, sino también a cuanto comparten el espíritu de nuestra comunidad, y como yo, se sienten orgullosos y sin complejos, haber pertenecido y seguir perteneciendo a ella.
Un fuerte abrazo a todos, en especial a Manolo Robles.
Paco Corpas Abril
Gracias por tus palabras, fray Alfonso. El que esto escribe te recuerda como en sueños y te materializa con 50 años menos al contemplar alguna que otra fotografía de aquellos tiempos. He lamentado no poder asistir este año al encuentro celebrado en Sevilla. Estuve en Antequera con ocasión del IV , y mantengo la esperanza de acudir al próximo, si la Providencia no determina otra cosa. Sería para mí muy gratificante reunirnos y poder darte un fraternal abrazo.
Con mis mejores recuerdos, te envío un saludo afectuoso.
Antonio Galván Martín (Antonio de Málaga)