Nació en Acri (Cosenza, Italia) el año 1669. Su itinerario vocacional fue laborioso, pues, el Beato Angel de Acri,
tras dos noviciados frustrados, sólo después del tercero llegó a profesar en los Capuchinos, en 1691. Ordenado de sacerdote en 1700, se dedicó de lleno a la predicación, sencilla y popular, durante casi cuarenta años, por toda Calabria y gran parte del Sur de Italia, labor que completaba con su dedicación al confesonario, donde atendía a multitud de fieles que allí encontraban la gracia, la orientación y el consuelo que necesitaban. El Señor acompañaba su apostolado con carismas y milagros.
Sus devociones más sentidas fueron la Eucaristía (las Cuarenta Horas), la pasión de Cristo (el Calvario, el Vía crucis) y la Virgen María (la Dolorosa). En su Orden ejerció con gran celo y no menor caridad diversos oficios como el de maestro de novicios, guardián o superior provincial. Murió en Acri el 30 de octubre de 1739.