En un día de enero de 1776, se publicó, en Filadelfia, la primera edición de Sentido común Thomas Paine, el autor, sostenía que la independencia era un asunto de sentido común contra la humillación colonial y la ridícula monarquía hereditaria, que tanto podía coronar a un león como a un burro.
Este libro de cuarenta y ocho páginas se difundió más que el agua y el aire, y fue uno de los papas de la independencia de los Estados Unidos.
En 1848, Karl Marx y Friedrich Engels escribieron las veintitrés páginas del Manifiesto comunista, que empezaba advirtiendo: Un fantasma recorre Europa… Y ésta resultó ser la obra que más influyó sobre las revoluciones del siglo veinte.
Y veintiséis páginas sumaba la exhortación a la indignación que Stéphane Hessel difundió en el año 2011. Esas pocas palabras ayudaron a desatar terremotos de protesta en varias ciudades. Miles de indignados invadieron las calles y las plazas, durante muchos días y noches, contra la dictadura universal de los banqueros y los guerreros.
(Eduardo Galeano, “Los hijos de los días”, Pag. 23. Ed. Siglo XXI de España Editores, S.A. 2012)