Siguiendo el recorrido por tierras de Zaragoza, en las misiones que venían efectuando, el beato Diego emprendió el camino a Monserrat para predicar a los monjes y después bajaría a Barcelona. Fray Miguel de Otura seguía enfermo de la pierna. En una carta dirigida al P. Jerónimo de Cabra le comunicaba que en esa ocasión no pudo acompañar al beato Diego a Barcelona, pero más tarde tenía intención de reunirse con él en dicha ciudad, donde estaba predicando una misión. En Reus, y ya en compañía de Fray Miguel, el pueblo se desbordó para seguir al beato Diego. La misión de Valencia fue muy provechosa por la cantidad de gente que quería escucharle. Lo mismo ocurrió en Alicante, Orihuela, Murcia, Cartagena, Totana y Lorca. Así misión tras misión, llegaron hasta Motril (Granada).
En el año 1794 emprendieron una nueva expedición hasta Galicia, atravesando Extremadura, Portugal, Galicia y Asturias regresando por León y Salamanca. Acabadas las dos grandes expediciones misionales, el beato Diego y fray Miguel regresaron a tierras de Andalucía.
Convento de Sevilla donde murió Fray Miguel de Otura
Según Fray Ángel de León, cronista de la época, informaba que Fray Miguel de Otura, siendo guardián del convento de Sevilla, bajó a la iglesia dos cuadros grandes con crucifijos de Zurbarán, que estaban uno en el trastero de la sacristía y el otro, que se encontraba en la escalera de la enfermería alta. También fray Ángel notificaba que fray Miguel de Otura escribió dos libros, uno titulado “Resumen de la vida del venerable padre fray Diego José de Cádiz, religioso capuchino de la provincia de Andalucía” y el otro “El viaje a Galicia del padre Cádiz” escrito en verso, ambos inéditos y este último perdido a través del tiempo.
José Fernández Morenilla