Ha transcurrido algún tiempo desde que nuestro querido amigo y compañero Ildefonso escribió en el blog con la maestría y clarividencia que le caracteriza, sobre cómo se gestó el «Sputnik Seráfico» y quiénes fueron sus primeros responsables. En un correo personal que le envié le felicité por su artículo y, al mismo tiempo, le comuniqué mi deseo de escribir sobre el mismo tema, idea que ya llevaba madurando y dándole vueltas en mi cabeza durante algún tiempo, a lo que él me animó encarecidamente a que lo hiciese. También le comentaba que suponía que el nombre de «Sputnik Seráfico» lo elegirían porque en aquella época estaban muy de moda los satélites artificiales tanto americanos como soviéticos. Me confirmó que, efectivamente, el nombre le viene de ahí.
Metiéndonos ya en materia, os comentaré que cuando ingresé en el Seminario en el año 1960 mi bagaje intelectual y cultural era sólo el de un niño de 11 años todavía en edad escolar. Las horas de trabajo, esfuerzo, estudio, constancia y grandes dosis de paciencia, tanto por parte de mis profesores como de mis compañeros, hicieron que con el paso de los años creciese en mí el amor por la cultura y formase mi carácter. Lo que hoy soy, se lo debo a mi paso por Antequera, de lo que estoy sumamente orgulloso y agradecido.
Aquel periódico mural que se colocaba en una vitrina acristalada en la pared del Salón de Estudio de los pequeños, junto a la puerta de entrada, tuvo para mí una gran importancia porque sus artículos reflejaban la cotidianidad y el pálpito del Seminario. No recuerdo la periodicidad con que se publicaba, quizás algún compañero puede recordar este dato, pero creo que era mensual y que en fiestas tan señaladas como la festividad de la Divina Pastora, San Francisco de Asís, etc. salía un número especial.
Aguardaba pacientemente su aparición y, cuando veía expuestos sus artículos, los leía con verdadero placer y me empapaba de todo lo que decían. Había un artículo Editorial, que lo redactaba siempre el Equipo de Redacción, luego había otros artículos de colaboración literaria y una especie de Misceláneas con sucesos cotidianos del Seminario y alguna página de Deportes en la que aparecían las victorias del equipo de balonmano del Seminario “San Francisco de Asís » y de los resultados de la competición interna.
No recuerdo bien si fue, estando yo en segundo o tercero, cuando me decidí a escribir mi primer trabajo de colaboración para el «Sputnik Seráfico». Cuando lo vi publicado me llevé una gran alegría y esto fue para mí un gran acicate para seguir prestando mi colaboración. Recuerdo también con mucho cariño los concursos literarios internos que se promovían en el Seminario en los que participé con bastante asiduidad. Tenían que cuidar un formato: número de páginas, tipo de escritura mecanografiada, lema, etc. Los primeros premios de estos concursos aparecían después publicados en nuestro periódico mural «Sputnik Seráfico», acompañados de excelentes dibujos realizados por el Equipo de Diseño y Creación.
Quiero recordar que mi primer año de estancia en el Seminario, el Equipo de Redacción estaba formado por Juan Manuel Ayala de Mérida, Alfonso Ramírez Pedrajas, Raimundo Suárez Mora de Ardales, P. Demetrio de Barcelona como Supervisor, todos ellos magníficos pintores y dibujantes como también excelentes mecanógrafos. Si me he dejado atrás el nombre de algún compañero que perteneció a este equipo, le ruego me disculpe por mi olvido.
En mi último año en el Seminario, cuando cursaba sexto, llegué a formar parte del Equipo de Redacción de la Revista junto a Baldomero Maya Rincón, Francisco Corpas Abril, Jesús Martínez Labrador, etc. Con este escrito quiero rendir un pequeño homenaje a todos los compañeros que formaron parte del Equipo de Redacción de nuestro querido periódico mural.
José Manuel Chacón Mora de Níjar.




